¿De verdad quedan tan lejos aquellos tiempos? Éramos niños. Niños sin consola, que son los más peligrosos. Jugábamos a construir fuertes o a declararles la guerra a los del barrio de al lado, que eran nuestros enemigos por el hecho de… por… bueno, porque había que guerrear para no aburrirse. Y, claro, la guerra es muy ruidosa.
Cuando la batalla se producía debajo de nuestros balcones, no había ningún problema: mamá se asomaba y con un “niño, a cenar” ponía fin a más conflictos de los que la ONU podría siquiera soñar. Poco importaba el ruido de los sables de madera o los estallidos de las granadas de piedra. La oíamos y llegaba la paz
Pero, ¿y si el conflicto interbarrios se desarrollaba lejos de casa? (a cinco minutos a pie, no te creas que nos hacía falta mucha logística) Pues exactamente lo mismo. No sé cómo, pero a la hora de cenar oías la voz de tu progenitora, quizá un poco distorsionada por la distancia, y llegaba el Tratado de Versalles de forma inmediata. Eso sí, después de la llamada era fácil que tu madre necesitase un bucofaríngeo para recuperarse de la ronquera tras el grito.
Guerras silenciosas
Hoy, esas guerras han cambiado: no hay chichones ni rodillas despellejadas; ya no ves caras contraídas en un esfuerzo titánico por contener el llanto para que tus enemigos-amigos-compañeros de soldadesca no se rían de ti. Hoy, las guerras de los chicos se desarrollan en el exiguo espacio de la pantalla de la Pesepé, cuyo volumen puede regularse y aun reducirse a cero gracias al uso de auriculares.
Sin embargo, y a pesar de lo que creamos, los niños siguen siendo niños, inquietos e impredecibles. Por tal motivo, no siempre podemos tenerlos a la vista –algo que tampoco sería sano-. Pero, no verlos no significa que se queden desprotegidos o que no sepamos de ellos. Para eso se ha inventado FiLIP.
Para la seguridad de los niños y tranquilidad de los padres
Se trata de un localizador-teléfono para niños que les permite estar en contacto permanente con sus padres. Tiene la forma –y funciones- de reloj, pero además puede enviar y recibir llamadas o mensajes de texto de cinco números de confianza.
FiLIP ofrece también localización tanto interior como exterior y posee una función de emergencia inteligente que se pone en marcha cuando más la necesita tu hijo. Todas las funciones estarán controladas con una aplicación instalada en el teléfono inteligente de los padres.
Inspirado (esta vez sí) por una historia real
Como muchos de los grandes inventos que en la Historia han sido, este cubre una necesidad que experimentó su creador. Citamos las palabras de Sten Kirkbak: “Hace 5 años, yo estaba en un centro comercial de Noruega, con mi hijo de 3 años, Filip. El centro comercial estaba lleno de gente y Filip se alejó un momento cuando yo no estaba mirando. Estuvimos separados 30 minutos. No parece demasiado, pero cualquier padre sabe que se hace toda una vida.
“Al día siguiente fui a comprar un producto que pudiera darle a Filip por si nos perdíamos otra vez, pero me sorprendí al ver que los únicos productos que existían eran rastreadores GPS y teléfonos móviles al uso. Los GPS no funcionan bien en interiores, y los móviles son demasiado complicados para un niño de la edad de Filip.”
El resultado de la experiencia es que, tras cinco años de proyectos, investigaciones y trabajo sale a la venta ese gadget que usa las tecnologías GPS, GSM y triangulación de posición por Wi-Fi. Una estupenda forma de saber dónde está el niño en el súper o de que venga a cenar sin que se entere todo el vecindario de que a las nueve, en esta casa, se cena.
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