La importancia del contenido está siendo cada vez más considerada por el buscador más grande de Internet, Google, a través de modificaciones en sus algoritmos que realizan el trabajo de valorización de los sitios en la red a los efectos de colocarnos en un orden en la grilla de resultados. Uno de sus principales referentes, Eric Schmidt ha publicado un libro donde claramente deja constancia de la dirección que ha establecido Google y especialmente la importancia de la autoría en los artículos que se ofrecen en la red.
En base a esto, debemos considerar un análisis interno, para preguntarnos si el contenido que subimos a la red, lo estamos elaborando con un propósito previamente estudiado a los efectos de que el mismo tenga una especial importancia para el lector.
Cada vez se encuentras más contenido en la red, hasta el punto que se hace imposible por una cuestión de tiempo, poder leerlos a todos; por lo cual una selección de los mismos se hace indispensable y en esa selección juegan los factores que debemos tener en cuenta en el propósito de nuestro artículo o post.
Este encuentro de nuestro contenido con las necesidades del lector es clave para que el mismo se detenga a leer, es decir invierta su tiempo, en nuestro material y no lo descarte. Es decir antes de estructurar nuestro contenido, debemos formularnos como primera pregunta si el propósito del producto que estamos elaborando se alinea a lo que nuestros lectores están buscando.
Ahora bien, como definimos nuestro propósito Suponiendo que nos hemos convencido que nuestro contenido no tiene razón de ser sin un propósito, como detectamos o elegimos las pautas que deben desprenderse de la lectura del mismo.
Como todo ha sido en algún momento estudiado por algún inquieto personaje, existe una base que no es muy actualizada pero que podemos considerarla como punto de partida para ordenar nuestros objetivos e ir dando pasos para clarificar hacia donde debemos dirigir nuestros propósitos.
La base de nuestros propósitos se llama: Regla de las 3P
Las tres P provienen de las cosas que se deben tener en los propósitos de un contenido, si ignoramos estos conceptos en nuestro artículo, su éxito está sumamente comprometido.
Personas
Problemas
Productos
Los contenidos deben van dirigidos a Personas y aunque esto parezca obvio, muchas veces cuando estamos elaborando el mismo no tenemos un conocimiento medianamente bueno de la audiencia. No se va a producir una conexión con alguien si no sabemos quién es esa persona, por que la primera P es fundamental para estructurar la forma de presentar el contenido de forma que se alinee con el targuet o perfil al cual nos estamos dirigiendo. Hay que difinir el lector ideal antes de realizar el post.
La segunda P es la letra incial de Problemas, y existe un conexión entre estas primeras P. Todas las Personas tiene Problemas que resolver. No importa de qué temática, pero debe tratar de que el propósito de su contenido solucione problemas a las personas y de esta manera ganar la confianza de la misma. La confianza es un valor muy grande en Internet y es la puerta necesaria para lograr vender productos y servicios.
Dentro de este grupo de P conectadas es decir Personas – Problemas podemos encontrar vendedores tradicionales que no logran captar clientes en Internet; padres con hijos adolescentes que tienen problemas en el colegio; un pareja que ha encargado un bebé y busca información por dudas que le aparecen y así podríamos seguir con una infinidad de casos conectando a personas con problemas.
Y por último los Productos, la tercera P; que en definitiva es el propósito de toda empresa, vender. Pero el Producto debe tener una fuerte vinculación con los problemas de la gente, deben presentar una solución a los problemas de la gente. No podemos querer vender un producto si previamente no realizamos un estudio sobre los problemas de las personas que puede solucionar nuestro producto.
Si bien la regla de las tres P no es una estructura monolítica, puede servir como decíamos para comenzar a iluminar nuestra cabeza en el momento de proyectar un contenido y no olvidarnos que un contenido sin propósito es algo vacío que está condenado al fracaso.
por : Dardo Arevalo