Muchas veces, quienes asumimos las labores de comunicación con los usuarios mediante el email marketing, creemos que necesitan más y más información; nos da miedo que el cliente potencial se quede en eso, en potencial porque no le hayamos comunicado todos los servicios y promociones de los que disponemos para él… Y ese es el peor de los errores.
No nos equivoquemos: el receptor del email dispone de menos tiempo del necesario para leer, siquiera por encima, su contenido… O eso cree él. Para empezar, hemos de convencerlo de que echarle un vistazo a nuestro comunicado no le va a suponer perjuicio alguno.
Mover a la acción con pocas palabras
Y, hecho esto, lo persuadiremos de que pulse el enlace para que siga informándose en la web. Es un error dar por sentado que va a leer el contenido con atención y hacer lo que se le pide si no lo convencemos en apenas unos segundos, unas palabras.
La estadística referida al email marketing es demoledora: de cada mil envíos se van a leer, como mucho, doscientos. De entre estos doscientos, menos de cien van a pasar de los titulares o de echar un vistazo a las imágenes… Y nada más que veinte, sí, veinte sobre mil envíos, un dos por ciento, si lo prefieres, hará algún clic en el contenido (lo que no es garantía de haber logrado un lead).
Mejorando las estadísticas
Presentados así, crudamente, los datos pueden llegar a ser descorazonadores, pero se pueden mejorar: pensemos qué ocurriría se mandásemos menos información pero más organizada en los correos ¿Es posible captar más intensamente la atención del receptor si le ofrecemos un contenido más simple?
Para buscar una respuesta, empieza por echar un vistazo a tu gestor de correo electrónico, pero hazlo después de veinticuatro horas de haber borrado el último correo ¿Cuánto emails de los que has recibido en el último día podrían interesarte? Bien, descarta los que no quieras leer.
Siempre es una cuestión de tiempo
De los que quedan, elige aquellos para los que consideras que dispones de tiempo. A priori, sin haber abierto el mail. Elimina el resto. Si las estadísticas no se rompen, de cien mensajes te habrás quedado con diez o veinte relacionados con tu trabajo y del orden dos o tres comunicaciones publicitarias.
Ahora, si abres cualquiera de los, digamos, tres correos comerciales, muy probable que te des cuenta de que sólo dispones de tiempo para atender con algo de calma uno de ellos, vista la extensión del mail ¿Cuál? Pues el que proviene de un remitente cuyo contenido sabes que te interesa o, a falta de este criterio, el mensaje que más te impacte y que puedas procesar con mayor velocidad, factores que suelen estar relacionados.
No obligar a nada al usuario
Otro argumento en favor de los comunicados breves, también relacionado con el tiempo, es que cada vez con más frecuencia revisamos el correo desde el teléfono, puesto que no requiere que encendamos el ordenador, y podemos ver quién tiene que decirnos qué, sobre todo si es urgente, en el momento en el que se nos envía.
Y la gran diferencia entre recibir los mensajes en una pantalla de diecisiete pulgadas y recibirlos en una de tres coma siete es evidente. Este factor nos recuerda una de las claves del email marketing efectivo: el usuario ha de recibir el mensaje sin apenas esfuerzo, para lo que no debemos obligarlo a nada, y ese nada incluye forzar la vista ante unas letras minúsculas a causa de que la pantalla no da para otra cosa. Es más: ese nada incluye tener que leer más allá de lo imprescindible.