Estos últimos días la mayor parte de los usuarios han sufrido un goteo incesante de emails por parte de empresas de las que ni siquiera recordaban estar suscrito a sus newsletters. El evento relativo a la instauración de la normativa RGDP (Reglamento General de Protección de Datos) ha levantado tal revuelo que incluso las redes sociales se han hecho eco de la avalancha de emails a través de diversas bromas y memes.
Y es que han sido muchísimas las empresas que, a pesar de estar advertidas desde hace tiempo sobre la entrada en vigor de esta normativa, han esperado hasta el último momento para enviar el consabido mail y así evitar resultar penalizados. Algunas empresas han sabido aprovechar el mar de emails y el más que consciente hastío de los usuarios para incluir una nota de humor en sus misivas y así destacar entre la mayoría, renovando la simpatía de los receptores de los mails. Aun así, el miedo de la mayoría de las empresas era evidente: enviar un mensaje con la opción de desuscribirse de manera tan obvia podría suponer la pérdida de un gran número de contactos de la base.
¿Quién lee tus emails?
Hay que tener en cuenta que, a pesar de la importancia que tiene lograr el mayor número de suscriptores para nuestras newsletters y comunicaciones la realidad es la siguiente: buena parte de los contactos de los que disponemos en nuestra base no llegan a leer el contenido que mandamos. Existe una parte de ellos que, directamente, no llega a abrir los emails, mientras que otros los abren por defecto y los eliminan sin prestar atención alguna al contenido.
Así que, en realidad, ¿para qué sirven todos estos contactos? Absolutamente para nada.
Quizás el número de usuarios de nuestra base de datos sea grande, pero si estos usuarios no interaccionan con los contenidos que les enviamos su inclusión es vana. Tener que seguir el RGDP no debería suponer un miedo a las empresas por la pérdida de una buena parte de la base de datos (muchos usuarios han aprovechado para desuscribirse de una gran cantidad de ellas que no les resultaban interesantes) sino como una oportunidad para analizar qué base de suscriptores realmente están interesados en nuestros contenidos.
Y es que un usuario que se limita a borrar nuestros mails es como si estuviera borrado desde el principio: gracias a esta medida, las empresas podrán aproximarse a los números reales, reforzar la fidelidad de aquellos que ya interactúan de forma regular con nuestras newsletters e incluso aprovechar para ofrecerles un descuento especial que renueve su interés por nosotros.