La generalización de las impresoras de uso doméstico en los años 80 y 90 del siglo XX supuso una nueva manera de gestionar los documentos personales y también los profesionales en oficinas y despachos. Sin embargo, con la llegada de cartuchos de tinta y tóners llegaron también nuevos gastos. Tanto es así que se calcula que un litro de tinta para impresora resulta más caro que la misma cantidad de perfumes tan lujosos como el célebre Chanel Nº5 o que champganes de alta gama como el famosísimo y prohibitivo Dom Perignon. Ni siquiera el cotizado whisky de malta o gasolina, caracterizada por la volatilidad de sus precios, consiguen superar a la tinta en lo referente al coste por litro.
Sea como fuere, lo cierto es que existen numerosos métodos o prácticas para reducir el consumo de tinta. En el ámbito profesional, por ejemplo, podemos incluir en los mails internos un mensaje recomendando no imprimir si no es estrictamente necesario. En casa, una buena medida puede ser ajustar la configuración de nuestra impresora en modo borrador. No obstante, más allá de estas medidas generales, existen numerosos trucos que nos pueden ayudar a ahorrar hasta un 30-40% de tinta. Te contamos algunos de ellos:
-. Comprar cartuchos compatibles: aunque no lo parezca, una de las mejores formas de ahorrar tinta en nuestra impresora es comprando cartuchos compatibles. Es decir, si tenemos una impresora HP sólo conseguiremos optimizar al máximo su rendimiento y consumo con cartuchos de tinta hp.
-. Tipografías especiales: una buena medida para ahorrar tinta es usar alguna de las tipografías (familias de letras) especiales para este fin que existen. Dos de las más conocidas son Century Gothic y Ecofont. En este segundo caso, se trata de una fuente de código abierto y, por lo tanto, gratuita, que puede descargarse de forma rápida y sin ningún coste. Es una letra similar a la Sans Serif (que se encuentra en la mayoría de ordenadores) pero con la particularidad de tener unos agujeros o pequeños círculos dentro de los caracteres. En estos círculos no se imprime la tinta, lo que supone un ahorro de hasta el 20%, según sus creadores. Es muy revelador lo que publicaba en este artículo el ABC del ahorro que le supuso al Gobierno de Obama el estudio de un joven sobre qué tipo debía utilizar…lo cual le supuso 370 millones anuales menos!
-. Software y aplicaciones para ahorrar: otra buena ayuda para ahorrar tinta es recurrir a los programas u aplicaciones diseñados para este fin. Así, por ejemplo, podemos beneficiarnos de herramientas como Inksaver, un programa que actúa entre el controlador de la impresora y la impresora propiamente dicha para economizar en el gasto de tinta. También podemos recurrir a otro tipo de software para conseguir el mismo objetivo.
-. Impresora en modo borrador: otra medida muy práctica para economizar en el gasto de tinta es configurar nuestra impresora en modo borrador. Se trata de un buen recurso para documentos de uso personal o que no requieren una gran calidad de imagen. Además, es un cambio muy sencillo de realizar y podemos cambiarlo sin problemas en el momento en el que necesitemos imprimir con mayor resolución.
-. Ajustar la configuración de la impresora: además del modo borrador existen otros ajustes en la configuración de la impresora que nos pueden ayudar a economizar en el consumo de tinta (calidad de la impresión, resolución, imprimir en blanco y negro…). Conviene revisarlos antes de darle a la tecla de imprimir si queremos ahorrar.
-. Mails recomendando no imprimir: una medida muy habitual en grandes empresas es incluir en todos los emails (mejor si son internos) un aviso alertando de que no se imprima un documento si no es estrictamente necesario. Este aviso tiene un doble fin, por un lado ayuda al ahorro de tinta y papel y, por el otro, está pensado para que las oficinas sean más sostenibles y respetuosas con el Medio Ambiente.
-. Usar soportes digitales: en muchas ocasiones imprimimos documentos para leerlos rápido o darles sólo un vistazo. En estos casos, quizás podríamos recurrir a soportes digitales (Ipad’s o tabletas, proyectores…) para revisarlos y evitar así imprimir y gastar tinta. De esta manera, sólo tendríamos que imprimir cuando queramos compartir un documento o cuando éste deba ser revisado por más de una persona.